El ataque armado ocurrido el pasado fin de semana en la colonia La Perdida, donde cinco menores fueron baleados, dejando como saldo dos fallecidos y tres heridos, ha generado consternación en la comunidad, incluida la Iglesia Católica.
El Obispo de la Diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, expresó su preocupación por la creciente violencia que no solo afecta a los menores, sino que también los convierte en partícipes, al ser cooptados por el crimen organizado como halcones o sicarios.
El prelado señaló que, durante sus visitas a centros penitenciarios, ha encontrado a jóvenes de apenas 19 o 20 años con largos antecedentes delictivos, incluyendo homicidios, lo que refleja la profundidad del problema.
Además, subrayó que esta situación debe ser un llamado de atención tanto para las autoridades como para la sociedad en general, incluyendo a las familias, escuelas y la Iglesia, que deben trabajar en conjunto para frenar esta crisis.
El ataque ocurrido en La Perdida no es un hecho aislado, destacó el Obispo, quien recordó que en esa zona ha presenciado actos de violencia, como el despojo de una bicicleta a un adulto por parte de dos jóvenes.
Enrique Díaz instó a que se cuestionen las acciones de las autoridades frente a esta problemática, al tiempo que reiteró la importancia de la corresponsabilidad social para erradicar la violencia y proteger a las futuras generaciones.