Ante el clima de violencia que persiste en la región, el obispo de la Diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, hizo un llamado directo a quienes cometen actos delictivos para que reflexionen sobre sus acciones y “se toquen el corazón” por el daño que están causando a las familias y a la sociedad.

El prelado pidió a los agresores que se den cuenta del sufrimiento que provocan con sus actos y consideren el dolor que dejan a su paso. “Pedimos que toquen su corazón, que piensen en el mal que están haciendo, en las lágrimas que están provocando, en la sangre que se derrama”, expresó.

Monseñor Díaz Díaz señaló que la violencia no debe normalizarse ni ser parte cotidiana de la vida de los ciudadanos. 

Afirmó que es urgente que todos, incluyendo quienes han optado por el camino del crimen, reconozcan el valor de la vida y se abran al arrepentimiento.

El obispo también pidió a las autoridades que no bajen la guardia y que fortalezcan los esfuerzos por garantizar la paz en las calles. Destacó que la seguridad no puede ser sólo responsabilidad del gobierno, sino que requiere del compromiso conjunto de instituciones, iglesias, familias y ciudadanía.

En su mensaje, insistió en la importancia de reconstruir el tejido social, recuperar los valores humanos y fomentar el perdón como una vía para sanar el daño. 

“La violencia genera más violencia, y sólo el amor y el arrepentimiento pueden abrir caminos nuevos”, dijo.

Finalmente, exhortó a la comunidad a no dejarse vencer por el miedo y a seguir luchando por la esperanza. “No podemos quedarnos callados ni pasivos. Sigamos orando, sigamos trabajando por la paz”, concluyó el obispo.